Las antiguas civilizaciones, aquellas que habitaron el territorio mexicano durante cientos de años y que de algún modo fueron desarraigadas de su cultura a partir de la conquista europea, han dejado huellas materiales y simbólicas, verdaderos tesoros de sus tradiciones y cosmovisiones, que hoy en día constituyen el acercamiento más poderoso de los pobladores de México hacia sus raíces.
Música, artesanías, recetas ancestrales, oficios e incluso idiomas conforman una red de sentidos que otorgan al México del presente un tinte sumamente especial y le confieren un aura de tradiciones y costumbres arraigada al extremo.
Pero además de las huellas simbólicas, de esas que se transmiten oralmente de generación en generación, incansablemente, los pueblos prehispánicos han dejado huellas materiales de inmenso valor, y una de esas, imperdible para visitar en tus próximas vacaciones por Cancún, es Chichén Itzá. Ésta es la ciudadela más importante de todo el continente latinoamericano, su nivel de conservación resulta inverosímil y constituye el mejor modo de adentrarse a explorar los laberínticos mundos de la cultura maya en su máxima expresión.
Esta colosal ciudad antigua, se estima, fue creada en el año 525 de nuestro tiempo y funcionó durante decenios como un importantísimo centro ceremonial en lo que hoy es el Estado de Yucatán. El complejo arqueológico es defendido y conservado de las inclemencias del tiempo en un rito de protección que constituye, en el fondo, una lucha por la supervivencia cultural de los pueblos de los alrededores cercanos.
En su interior, a pocos pasos de la ciudad de Chichén Itzá, pueden apreciarse una serie de edificaciones en perfecto estado entre las que destacan la Pirámide de Kukulkán, el Templo de las Columnas, un observatorio astrológico conocido como El Caracol y el tradicional recinto destinado al Juego de Pelota, antecedente probable de nuestro popular fútbol.
Pero además, este preciado sitio de Yucatán, alberga una de las maravillas naturales más increíbles de los últimos tiempos, el cenote conocido como «Cenote Sagrado», considerado como tal por los pobladores locales. Se trata de un inmenso pozo de agua dulce que cuenta con sesenta metros de diámetro y casi treinta metros de profundidad. Se cree que este espejo cristalino, ubicado en medio de la selva exuberante, era considerado por los mayas como un sitio ritual, en el que se hacían ofrendas al Dios de la lluvia Chac.
Y como si esto fuera poco, durante los equinoccios de primavera y otoño pueden apreciarse, sobre la imponente Pirámide de Kukulkán, un juego de luces producidas por el sol que simulan la bajada de la Serpiente Emplumada sobre los muros de piedra. Sin dudas, uno de los espectáculos más místicos que puedas imaginar.
Como sea, unas vacaciones por Cancún pueden ser mucho más que unos días de spa y relax en las playas paradisíacas. Si quieres aventurarte en un viaje en el tiempo, conoce el maravilloso mundo maya de Chichén Itzá y deléitate con el entorno más maravilloso que existe por estas latitudes.
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